Dolce & Gabbana: “Glamour o violencia”



Cuanto rumrum con Dolce & Gabbana, trágica la mentalidad troglodítica de nosotros, los españoles, incapaces de percibir la hermosura de esos cuerpos embadurnados de aceite como recién salidos de una lata de sardinas.
En el fondo, lo que nos pierde es la envidia por no gozar de esas tabletas de chocolate que adornan los torsos de los guaperas y por las que hasta Ronaldinho estaría dispuesto a vender su alma al diablo.
Y qué decir de esas asociaciones de mujeres que ponen el grito en el cielo incapaces de trascender a sus enfermizas elucubraciones, viendo la maldad donde solo brilla (nunca más bien dicho), el arte.
Porque no me negarán que ver voluntad agresiva en este anuncio es buscarle los tres pies al gato. ¿Qué mujer debidamente equilibrada no estaría pidiendo a voces que uno de esos escurridizos cuerpos la aplastase contra el suelo y la inmovilizase con fuerza por las muñecas?¿Qué hembra “comme il faut” no se derretiría de gusto esperando el turno de los atentos colegas? ¿O tanto cuesta ver que el plantel de observadores está en clara actitud auxiliadora por si al primero se le va la mano?
¿Cuánto tardaremos los bárbaros del Sur en compensar ese tramo irremediable que nos separa de los cultos del norte?
Nuestro problema es no saber apreciar el arte. Para nuestra desgracia somos un país sin creativos, sin aportaciones de interés al mundo de la cultura, sin nadie que nos avale como país de vanguardia.
Menos mal que Dolce y Gabbana se encargan de recordarnos que “España se ha quedado un poquito atrás” y yo propongo que sigamos sus consejos pero a nuestra manera.
Propongo que el personaje que sujeta a la mujer contra el suelo sea un mozo fornido, cubierto el torso y los brazos por el hirsuto pelo de la dehesa, y que donde ahora se perfilan las fibras de su abdomen, sobresalga una tripa cervecera talla XXL. Los que miran con impaciente espera, que sean también personajes bien barbados, tripudos, pilosos hasta las uñas, tocados de boina y cejijuntos. Propongo también que las interminables piernas de la hembra se transformen en robustas y paticortas extremidades, embutidos los muslos en una faja de color carne.
Si todo eso fuese así, seguramente los señores de Dolce & Gabbana aceptarían que interpretásemos la escena como una inminente violación en cadena cometida por un grupo de descerebrados.
Porque la clave está en el glamour y, para la modernidad, la belleza exonera del mal gusto. Lo “cool” disipa los malos pensamientos y eleva una sugerida agresión sexual a los altares del arte. Es nuestra vulgaridad la que nos incapacita e inhibe el entendimiento. El marketing es una técnica destinada a descubrir las necesidades del consumidor para desarrollar después los productos que las satisfagan. La publicidad es la herramienta de ese marketing destinada a comunicar que han sido capaces de crear para nosotros aquello que tanto ansiamos, y si no podemos entender que el anuncio nos ofrece hermosura, status, estilo de vida...es que no pertenecemos al “target group” al que destinan sus productos.
No saben el peso que me quitan de encima.

1 comentario:

  1. el rediseño en plan Ortega y Pacheco da verdadero miedo.

    saludos

    y hola

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