EXPOSICIÓN RINEKE DIJKSTRA


Rineke Dijkstra

La colección “Retratos” de Rineke Dijkstra estará expuesta en Caixaforum de Barcelona hasta el 21 de agosto.

Hace años circulaba por casa una foto en blanco y negro en la que yo aparecía en una playa de Asturias recién salido del agua. Tras de mí se veía el mar y algunas siluetas de gente caminando a mis espaldas. Los tonos grises de la imagen permitían disimular un cielo seguramente apagado y con poco sol, un cielo que, en el mejor de los casos se abriría y cerraría al paso de las nubes que hacían del mar una espesura oscura en movimiento.

No tendría más de doce o trece años y mi cuerpo era una masa muy liviana sin más andamiaje que un entramado de huesos a flor de piel. Cómo lo echo hoy de menos.
A pesar de mi poca consistencia exhibía una pose desafiante, la propia de un aspirante a coloso que en su soledad resiste al desamparo con actitud retadora.

En Caixa Forum, Rineke Dijkstra (Países Bajos, 1957), expone varias colecciones de retratos que merece la pena visitar. Más allá de los aspectos puramente técnicos y artísticos sus trabajos entran en la dimensión de lo psicológico pues en la mayoría de tomas, se plantea el conflicto de la individualidad personal enfrentada a la cámara del fotógrafo. La soledad del sujeto observado en un entorno casi siempre árido y que solo él puede llenar.

Someter al otro a un espacio al que adaptarse es obligarlo a hacerse con él, a ocuparlo, a hacer brotar de sí mismo los elementos inmateriales que llenen un área desamparada.

En la colección de “Los retratos en la playa”, Rineke Dijkstra solo presenta una porción de mar que en el observador se traduce en una imagen de inabarcables dimensiones y en el suelo, la infinita capacidad de descomposición de unos palmos de arena.

Frente a esa especie de naturaleza muerta el modelo se sabe único, centro de todas las miradas y en todos, esa sensación se transmite por la inestabilidad de sus perfiles, los rictus, las contorsiones y el desequilibrio de las formas que, de alguna manera, manifiestan el malestar.

Todas las imágenes son imperfectas. La soledad ante el espectador, es esa exclusividad lo que las hace imperfectas. Nada hay que distraiga al observador de esa visión única que representa al modelo en la playa. El personaje lo sabe, por eso rehuye la simetría y rompe el equilibrio natural de la playa y el mar.

Pero la exposición es mucho más. La serie “Las maternidades”, “Los toreros”, “El Buzzclub”, “Los estudiantes de secundaria”…En algunos casos una provocación al visitante, en otros un ejercicio de experimentación con el centro de atención en la singularidad individual.

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