Detenido frente al mismo mar de siempre, al ritmo imperecedero de las olas batiendo contra la orilla, se ve pasar a los paseantes.
Sentir el propio tiempo detenido, quedar a merced del ritmo de los otros mientras transcurren ajenos a nuestra mirada, a nuestra decidida convicción de supeditar nuestro tiempo al suyo.
El espacio ínfimo de esos metros del paseo invadido por los tiempos de los demás. Irregulares y diferentes.
36 paseantes en dos minutos.
4 perros y un niño paseados.
2 paseantes amantes.
2 ciclistas que rompen el tiempo.
1 barrendero obligado a pasear.
1 observador, anclado en el tiempo.
José Luis me ha encantado este texto, las imágenes y también la música. Primero lo he leído. Después visto y escuchado, después vuelta a leerlo con música... ahora escribo con la música de fondo... inquietante (qué es? me suena muchísimo de alguna peli y no acierto a dar con ella)... esta música que invade mi tiempo y mi espacio mientras observo cómo tú invades los de otros a ti, observador detenido en tiempo y espacio. El mar testigo absoluto.
ResponderEliminarHola Mar. La música es de Bela Bartok y el tema String Quartet nº2 in a minor op. 17.
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